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dijous, 18 de març del 2010

La presentació del fragment del llibre

Avui he passat nervis. No estic acostumada a parlar en públic, i en fi, també volia que l'activitat surtís bé. Feia molts dies que l'havíem pensat i l'havíem disenyat... Jo l'havia repassat mentalment no sé quantes vegades!!!
Però crec que al final ha sortit bastant bé!. La primera part, la d'expressar com ens sentim, la vaig trobar buscant informació sobre com educar en la intel.ligència emocional. Aquest terme fa anys que es va posar molt de moda... des  que un gurú nord-americà (David Coleman) va publicar un llibre de títol homònim. Els mitjans de comunicació acostumen a publicar articles sobre el tema... D'intel.ligència emocional se'n necessita quan hom treballa amb nens com el Pau de la novel.la, però també en totes les relacions que establim amb l'entorn: els amics, la família, la parella, els companys de feina...  A banda de la que hem fet nosaltres aquí us poso un link on hi ha tot d'activitats per potenciar la intel.ligència emocional en infants de 3 a 6 anys:

http://www.infantil.profes.net/inteligencia.asp

(Identificar els sentiments i posar-ne nom, aprendre a verbalitzar el que ens passa... Facilitem la relació amb nosaltres mateixos i amb els altres).

I encara un altre enllaç a una entrevista de l'Elsa Punset, pedagoga de les emocions:

http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/wp-content/uploads/2010/01/20100125_LaVanguardia.pdf

La segona part de l'activitat ha estat de "collita pròpia". Se'ns va ocòrrer quan vaig llegir aquest article que us mostro a continuació:



"Hacen falta 5 cumplidos para resarcir 1 insulto

Científicamente se ha demostrado que son necesarios cinco cumplidos seguidos para borrar las huellas perversas de un insulto. Los que tienen la manía de contradecir siempre al que está delante no gozan de tiempo material para paliar el efecto perverso de su ánimo contradictor.

¿Cómo podemos aplicar en la vida cotidiana los resultados de este hallazgo experimental? ¿Cómo podemos coadyuvar a que la ciencia penetre en la cultura popular? Es evidente que los experimentos efectuados sobre los méritos relativos del cumplido y de la anatema del contrario pueden ayudar a mejorar la vida en común de la pareja. O, simplemente, a sacar las conclusiones pertinentes que pongan fin a la ansiedad generada en el contexto de esa convivencia.
La primera conclusión que se desprende de los experimentos sobre los efectos de la contrariedad provocada por el discurso agresivo se aplica a la pareja y a todas las demás situaciones que puedan contemplarse como la vida en sociedad o la política. Antes de decirle a alguien: “Te equivocas de cabo a rabo, como siempre”, habría que pensárselo dos veces.

El efecto de la palabra desabrida es más perverso que la propia sucesión de hechos. El impacto del lenguaje es sorprendentemente duradero. Es muy fácil constatar con los niños de tres o cuatro años los efectos indelebles de aprehender una palabra por escrito, de captar su significado plasmado mediante letras. Una actitud perversa la pueden imaginar con un dibujo sencillo –de un chimpancé empujando a otro al río o de una persona soltando una piel de plátano en la baldosa que está a punto de pisar un anciano–, pero en cuanto un niño ha aprendido a escribir “perverso” le quedará grabada para siempre esa palabra. El poder de la palabra escrita en los humanos supera todo lo imaginable. No me pregunten por qué.

Tal vez la palabra escrita –se empezó a practicar hace unos tres o cuatro mil años– comportaba una dosis de compromiso que nunca tuvo la palabra hablada, aunque lo pretendía: “Te doy mi palabra”, se dice. Los acuerdos contractuales son de fiar cuando se explicitan mediante un texto escrito y es recurriendo a su constancia cuando se pueden exigir comportamientos anticipados.

Lo que estamos descubriendo –ahora que científicos como el psicólogo Richard Wiseman se adentran en ello– es lo que le pasa a la gente por dentro cuando se comporta de una manera determinada. Más de un lector se preguntará, por supuesto: “¿Es posible que durante miles de años hayamos prodigado menos cumplidos que acusaciones, sin saber que estábamosdestruyendo la convivencia de una pareja o de una sociedad?”. Ahora resulta que, después de años investigando las causas de la ruptura de una pareja, el porcentaje de las que desaparecen es mucho mayor cuando uno de los miembros es extremadamente tacaño en los cumplidos, costándole horrores admitir: “¡Qué razón tienes, amor mío!”.

Que conste que los mismos experimentos están haciendo aflorar una sospecha centenaria. No sirve de nada mentir y buscar maneras alambicadas de hacer creer al otro que compartimos su criterio, estando a años luz de hacerlo. Cuando los consultores de parejas problemáticas o en vilo aconsejan mayor recato, fórmulas envolventes que disfracen la situación real o sobreentendimientos subliminales, no consiguen engañar a nadie.

Siendo eso así, resulta inevitable preguntarse por los efectos sociales de que la mitad de la población esté siempre imputando al resto razones infundadas, taimadas, perversas, interesadas para explicar su comportamiento. Será muy difícil no sacar la conclusión de que esas palabras calan hondo en la mente colectiva y acaban dividiendo en dos partes irreconciliables a la sociedad."



Així que fora retrets! Els apuntem en un paper i els llencem a la paperera! I en el seu lloc que el company del costat ens regali una frase ben maca!

El llenguatge és poderós i pot fer mal, però també pot fer bé! Ajudem als infants a que tinguin un bon autoconcepte d'ells mateixos! Animem-los! Amb bones dosis d'afecte!