RSS

dijous, 22 d’abril del 2010

Diguem-nos coses maques!

Avui les companyes ens han fet dir tot de coses maques les unes a les altres. Ha estat una dinàmica plena d'emoció, que ens ha servit per sentir com pujava l'autoestima de totes. Què fàcil és i què bo! I sense contraindicacions!

He pensat en l'altre llibre que m'estic llegint i que parla del "pis de sota" (el de les emocions) i el pis de dalt ( el de la raó).... i com l'ofici de ser mestre no pot mai oblidar de baixar a aquest pis en el seu dia a dia d'escola.
Us poso aquí una petita sinopsi perquè us apropeu a aquest món que ens relata la mestra Carmen Díez:


<<En su libro "Proyectando otra escuela" nos descubrió que los maestros y maestras no enseñamos, sino que nos damos, que en la escuela ponemos en juego todo lo que somos. Porque, como ella dice, a la escuela vamos a aprender y a aprendernos.

En la nueva obra, ha bajado a las profundidades de nuestra profesión docente y nos muestra el "piso de abajo", los afectos y las emociones en el día a día de la escuela infantil.

Con su peculiar estilo narrativo, más cercano a la poesía que a la prosaica pedagogía, nos describe las últimas experiencias de su aula, que hablan de serpientes, dinosaurios, piedras preciosas, piratas, linternas, patines o teatro. A la vez, nos muestra cómo en cada uno de estos proyectos vitales afloran asuntos del piso de abajo como la identificación sexual, el miedo, la confusión realidad-fantasía, la necesidad de apoyo en el compañero, el deseo de crecer, de ser fuertes, de mandar, de transgredir las normas, las emociones y las ganas de divertirse.

Y es que Mari Carmen tiene la virtud de hacer fácil lo complejo, a la vez que vislumbra la complejidad del alma humana en lo cotidiano. Tiene la virtud de entrever los sucesos matemáticos enredados en la vida cotidiana, hablando de las familias o estudiando los elefantes. Porque lo importante no es enseñar matemáticas, sino mirar con ojos matemáticos la vida diaria, y mirar en la abstracción absoluta nuestro piso de abajo, nuestros sentimientos más profundos. Nos enseña desde su práctica que lo esencial para el aprendizaje de la lectura y la escritura no es el método sino el deseo: "Se aprende con palabras sentidas".

El piso de abajo no es privilegio de los niños y niñas. Los maestros debemos ser conscientes de nuestro sotanillo, y Mari Carmen desnuda su alma en un gesto de sinceridad que le honra y en el que todos nos vemos reflejados: "Me veo rehuyendo el papel (necesario) de controladora, de señaladora de límites, de frustradora de deseos, de detectora de problemas,..." Un piso de abajo en el que se cuecen nuestros aconteceres afectivos en la tarea educadora: "Miedo a no saber, a fracasar, a equivocarnos, a ser demasiado autoritarios, o permisivos, a la racionalización, a la espontaneidad, a los conflictos con los compañeros, con el director, con los padres, con los niños,...."

Mari Carmen me contaba que algunas personas veían en esta sinceridad de mostrar sus dudas y contradicciones, un recurso literario. Nada más lejos de la realidad, simplemente es sincera como pocos. Sabemos cuánto de verdad existe en sus palabras y gracias a ello nos llega muy dentro: "En la escuela, como en la vida, hay días nublados, en los que se tuerce el corazón a golpe de desastres, de inseguridades, o de errores solemnes. Y días claritos, en los que se te espavila el alma sin poder evitarlo".

En la estructura del libro resume magistralmente su ideario educativo. Una introducción que titula "El oficio del maestro es aprender", en donde define claramente la necesidad del profesorado de asumir nuestra historia, seguir asombrándonos cada día, tener curiosidad, ir cambiando con los tiempos y acumulando recursos. Tres capítulos cuyos títulos resumen sus principios de aprendizaje: Se aprende afectivamente, Se aprende en amor y buena compañía, Se aprende con palabras sentidas. Es, esencialmente, un libro creativo, pero como dice en el prólogo, Vicenç Arnaiz "alumno" de Mari Carmen, "la creatividad que emerge de estas páginas es seductora, porque es transgresora de normas, pero honesta y profundamente sincera".

Es de agradecer, en estos tiempos que corren, un libro que nos descubre la maravilla de ser maestros y valorar el privilegio de asistir al comienzo de la toma de conciencia de sí mismos, a las primeras relaciones con los demás, a la construcción de los valores, al conocimiento del mundo y, en definitiva al desarrollo de la identidad.

En este libro, como en los anteriores, Mari Carmen nos habla de lo esencial de la vida, que debe de ser también lo esencial de la escuela, ser "buscadores infatigables de placer, pero sin negar el dolor inevitable"».